miércoles, 17 de octubre de 2012

FISIOLOGÍA DEL SISTEMA DIGESTIVO

Fisiología del Sistema Digestivo

Todo el proceso digestivo se basa en la trituración y digestión del alimento, tanto física como química, para posteriormente proceder a la absorción de nutrientes, que pasarán al sistema circulatorio, bien sanguíneo, bien linfático. Por último, se expulsarán al exterior los materiales no digeridos.

En la boca el proceso comienza con la trituración mecánica por parte de los dientes. En la saliva están los primeros enzimas, principalmente amilasas encargadas de degradar algunos azúcares complejos, encargándose del primer paso en la digestión química. Al producto triturado y mezclado con la saliva se le denomina bolo alimenticio.

Tras bajar por el esófago, el bolo alimenticio llega al estómago. Entra en el mismo y se cierra el cardias, para evitar reflujo. En el estómago se segregan los jugos gástricos, ricos en ácido clorhídrico y enzimas que rompen las macromoléculas, como por ejemplo la pepsina; la pepsina es segregada en forma de pepsinógeno, inactivo, que se transforma en pepsina por la acción del pH ácido provocado por los ácidos gástricos, de forma que se activa y comienza su acción, es decir, degradar proteínas a aminoácidos. Además, el estómago se mueve y retuerce facilitando no solo la digestión mecánica, también facilita la digestión química al mejorar la mezcla de los alimentos con los jugos gástricos. Al contenido del estómago se le denomina ahora quimo.

El proceso digestivo finaliza con la digestión química completa que tiene lugar en el intestino delgado. Gracias, sobre todo, a los jugos pancreáticos, ricos en enzimas proteolítico, como las proteasas pancreáticas que degradan las proteínas y cadenas de aminoácidos transformándolas en aminoácidos simples, las lipasas que transforman las grasas en ácidos grasos o grasas simples, y las amilasas que transforman los polisacáridos en azúcares sueltos. Los jugos pancreáticos y la bilis, además, ayudan a elevar el pH de todo lo que es vertido por el estómago (recordemos que era muy ácido, debido a los ácidos estomacales). La bilis afecta a las grasas, provocando que se forme una emulsión en lugar de grandes agregados grasos. De este modo se facilita la absorción.

Al resultado de esta digestión, que ya está listo para se absorbido, se le denomina quilo.

La absorción se lleva a cabo a lo largo de todo el intestino delgado, viéndose el proceso facilitado por la enorme superficie de contacto con la luz del tubo que posee (recordemos las vellosidades intestinas y las microvellosidades). La cara posterior al epitelio que reviste al intestino delgado está altamente vascularizada y con multitud de vasos linfáticos, de forma que tras atravesar esa barrera epitelial, los nutrientes pueden pasar a la sangre o al sistema linfático. A través de esa barrera epitelial el paso es abundante, pero controlado. Solo pueden  pasar sustancias de tamaño limitado, como aminoácidos sueltos, azúcares, pequeños disacáridos, ácidos grasos, etc. Las grasas pasan a los vasos linfáticos directamente.

El intestino grueso posee una absorción de nutrientes muy baja. Su pared es lisa, carece de vellosidades (no las necesita). Solo algunos productos derivados de la acción bacteriana. Y sobre todo, agua (debemos evitar que las heces arrastren cantidades excesivas de agua para evitar la deshidratación). Tras todo el proceso, las sustancias no digeridas ni absorbidas llegan al final del tubo digestivo y son eliminadas por el ano.

El hígado, además de segregar bilis, controla y almacena algunos alimentos. Sobre todo azúcares, en forma de glucógeno, y grasas. Además, transforma, altera y elimina algunos productos tóxicos, como el colesterol o la bilirrubina (son expulsadas al intestino por el conducto biliar, junto con la bilis). Es el encargado de algunos procesos metabólicos como la gluconeogénesis, es decir, fabricar glucosa a partir de otros productos metabólicos.

Como ya comentamos, el páncreas regula procesos digestivos, sobre todo los niveles de glucosa en la sangre, gracias al control llevado a cabo por dos hormonas que segrega el páncreas endocrino: la insulina, que rebaja los niveles de glucosa en sangre cuando son excesivos, y el glucagón, que aumenta los niveles de glucosa en sangre cuando descienden demasiado (la concentración de glucosa en sangre debe mantenerse constante).

Adaptado de la clase "Anatomía y Fisiología" de
Jorge Martínez Fraga.
14 de abril de 2012


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